En la esencia misma de la poesía hay algo indecente:
Expresamos cosas que ignorábamos tener en nosotros.
De modo que parpadeamos como si hubiera saltado un tigre y estuviese en la luz moviendo la cola.
Por eso dicen justamente que un demonio dicta la poesía, aunque es exagerado sostener que se trata de un ángel.
Es arduo adivinar de dónde viene el orgullo de los poetas cuando tan a menudo quedan avergonzados por la revelación de su fragilidad.
Expresamos cosas que ignorábamos tener en nosotros.
De modo que parpadeamos como si hubiera saltado un tigre y estuviese en la luz moviendo la cola.
Por eso dicen justamente que un demonio dicta la poesía, aunque es exagerado sostener que se trata de un ángel.
Es arduo adivinar de dónde viene el orgullo de los poetas cuando tan a menudo quedan avergonzados por la revelación de su fragilidad.
CZESLAW MILOSZ
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